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Archaeological and ethnographic studies : prehistory and travel, 1920, Madrid - Indians of South America
Chapter XVI
Pg. 270-73
LOS NEGROIDES EN AMÉRICA
En la correspondiente descripción, ya hemos hecho notar que en las estatuas delas figuras 13 y 14, de apariencia antiquísimay representadas con singulares atributos, es- tán fielmente reproducidas las facciones características del tipo negroide; hecho significativo que no es único en América y que serepite en las más antiguas esculturas mejicanas, tales como en la gran cabeza dioríticade Huayepan y en el hacha gigantesca deVeracruz, con la cual sobre todo presentagrandes analogías una de las estatuas mencionadas.¿Acaso estos dos hechos concordantes significan que en remotos tiempos la Américaestuvo ocupada por gentes de raza negra?
Corrobora esta hipótesis el que los con-
quistadores encontraron dispersas en toda laextensión del Nuevo Mundo pequeñas tribusque fueron desde el primer momento consideradas como negras. A este respecto no estará por de más recordar que Vasco Núñez de
Balboa, en su expedición para el descubrimiento del Mar del Sur, encontró, con gransorpresa, al decir de Gomara, que los cuarecas de Panamá poseían esclavos negros, los
que obtenían, según dijeron, de tierras lejanas.
Además, los negros figuran con frecuenciaen las más remotas tradiciones de algunospueblos americanos. Algunas tribus delDarién
dicen que cuando por primera vez llegaronsus antepasados a esa región, estaba ocupadapor hombres pequeños y negros que luego seretiraron a los bosques; y los payas y tapalisas, de los Cuna-cunas, hacen remontar su origen a un hombre y a dos mujeres, una india
y otra negra, que vivían a orillas del Tatarcuna.
A esta raza, sin duda, deben referirse los
antiguos esqueletos de estructura muy distinta de los de la raza roja americana que en varios puntos del continente se han encontradodesde Bolivia hasta Méjico. Dignos de atención a este respecto son ios dos cráneos, deexagerado prognatismo, de frente rebajada,de apófisis desarrolladas y de fuertes arcossupercilares, encontrados en las montañas deSumapaz por el ilustrado profesor señor doctor Juan de Dios Carrasquilla, los que en untodo recuerdan el cráneo del viejo de Cromagnon.Posible es, pues, lo repetimos, que en épocaantiquísima la joven América fuera tambiéncontinente negro y que los otomíes de Méjico,los caracoles de Haití, los arguahos de Cutara, los aravos del Orinoco, los porcijís y losmatayas del Brasil, los manabís de Quito, loschuanas del Darién y los albinos de Panamá,sean los restos de la raza negroide autóctona,
sobre la cual se formó posteriormente la llamada roja o americana.
En este caso, las dos estatuas de que venimos hablando, así como sus semejantes lasmejicanas, no serían sino reminiscencias quede los primitivos naturales conservaron losinvasores que en seguida se adueñaron delcontinente.
Quizás algún día, al disiparse las densas
sombras que ocultan el remoto pasado de laprehistoria americana, se descubran para laciencia horizontes brillantes y desconocidos, velados hoy por tinieblas tan profundas comomisteriosas.
Nuestros monumentos arqueológicos.la prehistórica ciudad desaparecida hace siglos
Hace algún tiempo dimos cuenta del casual hallazgode una prehistórica ciudad desaparecida hace siglos, se- ñales de una civilización adelantada. La ciudad arqueológica fué descubierta por un indio vecino de la región,situada a inmediaciones de La Plata. Sobre este interesante asunto el señor gobernador del departamento delHuila ha enviado al Ministerio de Gobierno el siguiente
informe oficial, rendido ai alcalde de La Plata por la Comisión nombrada para hacer una minuciosa exploración.
He aquí los datos de la Comisión:
«Señor Alcalde municipal.
Presente.
En cumplimiento de la exigencia que nos hizo pararendir un informe detallado sobre el tesoro arqueológicohallado en Agua -Bonita, gustosos accedemos a susdeseos.
Al occidente de la ciudad de La Plata, y a 40 kilómetros de ella, se halla situado un vallecito irregularmenteplano, regado por la quebrada de Moscopán, la que se presenta en su parte superior oprimida por dos colinasque en seguida se abren para rodear el valle y cerrarlomás abajo, volviendo a estrecharla corriente caudalosade la misma quebrada, que de ahí en adelante se precipita formando abismos de una profundidad que aterra
al explorador.
Por lo que se observa, este valle fué asiento de unaciudad muy antigua, de la que no tuvieron conocimiento.
En este caso, las dos estatuas de que venimos hablando, así como sus semejantes lasmejicanas, no serían sino reminiscencias quede los primitivos naturales conservaron losinvasores que en seguida se adueñaron delcontinente.
Quizás algún día, al disiparse las densas
sombras que ocultan el remoto pasado de laprehistoria americana, se descubran para laciencia horizontes brillantes y desconocidos, velados hoy por tinieblas tan profundas comomisteriosas.
Nuestros monumentos arqueológicos.la prehistórica ciudad desaparecida hace siglos
Hace algún tiempo dimos cuenta del casual hallazgode una prehistórica ciudad desaparecida hace siglos, se- ñales de una civilización adelantada. La ciudad arqueológica fué descubierta por un indio vecino de la región,situada a inmediaciones de La Plata. Sobre este interesante asunto el señor gobernador del departamento delHuila ha enviado al Ministerio de Gobierno el siguiente
informe oficial, rendido ai alcalde de La Plata por la Comisión nombrada para hacer una minuciosa exploración.
He aquí los datos de la Comisión:
«Señor Alcalde municipal.
Presente.
En cumplimiento de la exigencia que nos hizo pararendir un informe detallado sobre el tesoro arqueológicohallado en Agua -Bonita, gustosos accedemos a susdeseos.
Al occidente de la ciudad de La Plata, y a 40 kilómetros de ella, se halla situado un vallecito irregularmenteplano, regado por la quebrada de Moscopán, la que se presenta en su parte superior oprimida por dos colinasque en seguida se abren para rodear el valle y cerrarlomás abajo, volviendo a estrecharla corriente caudalosade la misma quebrada, que de ahí en adelante se precipita formando abismos de una profundidad que aterra
al explorador.
Por lo que se observa, este valle fué asiento de unaciudad muy antigua, de la que no tuvieron conocimiento.